miércoles, 1 de febrero de 2012

El silencio quema

<...Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez...>
(Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)

Hoy leí con pena que una de mis amigas estuvo a punto de ser secuestrada a punta de pistola. Afortunadamente, en ese momento en que era atacada, los criminales recibieron una llamada diciendo que el ejército iba para allá. Ella pudo escapar en ese momento y ahora se debate entre seguir en esa ciudad o huir.

¿ Cuántas vidas quedan segadas cada día por culpa de la violencia? No lo sé. No creo que nadie lo sepa, porque la violencia tiene distintas caras. Pero, al final, nos pega a todos.

Lamentablemente, la violencia es un plato que lleva tiempo cocinándose. Leyendo el libro "Las venas abiertas de América Latina" (1970) de Eduardo Galeano me entero que:

Josué de Castro declara: «Yo, que he recibido un premio internacional de la paz, pienso que, infelizmente, no hay otra solución que la violencia para América Latina». Ciento veinte millones de niños se agitan en el centro de esta tormenta. La población de América Latina crece como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces. Cada minuto muere un niño de enfermedad o de hambre, pero en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos, y la mitad tendrá menos de quince años de edad: una bomba de tiempo.

La cantidad de empleos disminuye y la población aumenta. Y llevamos 40 años en esto. La única forma de cambiar, es como dice Richard Buckminster Fuller, es construir un nuevo modelo que haga el modelo existente, obsoleto.

Tenemos que aprender a ser un país de nuevo, unirnos contra la violencia, pero también unirnos contra la pobreza. No podemos seguir callados. Tenemos que demandarle al gobierno que deje de hacer gastos inútiles y se concentre en resolver lo importante. Que si no pueden, dejen el puesto.  Pero primero tenemos que saber qué es lo importante.



“You never change things by fighting the existing reality. 
To change something, build a new model that makes the existing model obsolete.” 
 Richard Buckminster Fuller

domingo, 2 de octubre de 2011

2 de octubre no se olvida

Espero que sea así y que lo recordemos no solo en las elecciones, sino cada día. Nuestra lucha por nuestros derechos debe corresponder al ataque que recibimos: constante y sin cuartel.

Recuerdo que era joven cuando leí sobre Tlatelolco. A mis manos llegó el libro de Elena Poniatowska y lo leí de golpe. Ninguna otra expresión explica tan bien como me sentí. Un golpe a mi mundo que era relativamente seguro e inocente. Aunque conocía de la lucha social, solo había escuchado de la lucha de clases de una forma más bien teórica. Habiendo estudiado en un colegio de monjas, la educación que recibí era filtrada por lo que "era correcto" aprender a esa edad y todo lo que sonaba a comunismo era pecado. Ya en la secundaria, nuestra maestra de Historia nos pidió hacer un trabajo sobre el tema y de pronto entré a este mundo donde los estudiantes fueron tratados como delincuentes y el gobierno aplastó con todo el peso disponible a los alborotadores.

Aún no sé como voy a enseñarle eso a mi hija, es tan doloroso ver que ni siquiera los padres de los estudiantes intervinieron, que realmente me quedo sin palabras.

Espero que este día nos recuerde el poco respeto que el gobierno tuvo por nosotros y lo que puede volver a pasar si no nos unimos en la lucha.



LA MEMORIA (León Gieco)http://www.youtube.com/watch?v=_bC9mqsGeJQ

lunes, 12 de septiembre de 2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

Manejando nuestras emociones

Dadas las situaciones que vivimos diariamente, cuidar nuestra salud mental y emocional se vuelve tan urgente como el cuidado de nuestra seguridad física. Para hacerlo podemos recurrir a varias herramientas, tales como:
-el control de nuestros pensamientos: buscar siempre ver los lados positivos de las cosas, evitar el pesimismo, eliminar pensamientos negativos, meditacion, etc.
-comunicacion: conversar ayuda a reducir ansiedad, tristeza y enojo. Tambien nos permite mejorar nuestra relación con las demás personas.
-movimiento físico: bailar, correr, caminar, hacer yoga, todo eso ayuda a mejorar nuestra salud física, mental y emocional. Reduce la ansiedad y el estrés.

Lo mejor de todo es que al hacer estas actividades expandimos esa sensación de bienestar a nuestros amigos y familias, reducimos nuestro estrés y elevamos nuestra calidad de vida.


lunes, 5 de septiembre de 2011

Ciudadanos Unidos

Nuna dudes de un pequeño grupo de ciudadanos atentos y comprometidos puede cambiar el mundo. En efecto, es lo único que puede hacerlo.  - Margaret Mead

Never doubt that a small group of thoughtful, committed citizens can change the world. Indeed, it is the only thing that ever has.  - Margaret Mead

Unete a una causa ciudadana que te interese y si no la hay, inicia la tuya. Lo importante es comenzar a trabajar para hacer de cada comunidad un lugar mejor. Una recomendación es iniciar en pequeños círculos, si te interesa más saber sobre los círculos de mujeres que existen a nivel mundial, revisa http://millionthcircle.com/ 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Acercáte

Hace unas semanas hablaba con mi hermana acerca del dolor que viven los mexicanos. No solo los que han sido afectados por la guerra en que estamos inmersos, sino por los que la inflinjen. Creo que esta guerra es la cuota que estamos pagando por el daño que los ciudadanos "decentes" les hemos causado a los que no consideramos ciudadanos de primera. A los pobres que han crecido fuera del sistema porque no han tenido acceso a educación, alimentos, agua limpia y cuidados básicos.

¿Cómo podemos reclamarles por querer tomar lo que también les corresponde?

Sólo trabajando juntos y esperando que su resentimiento no sea permanente. Y creo que puede ser así, porque al final de cuentas, compartimos la nobleza de nuestra herencia común.

Como dice Ana Carolina en su canción Brasil Corrupción: mi esperanza no me da para cambiar el comienzo (de la corrupción que inició desde la formación de Brasil), pero me da para cambiar el final.

Hoy escuché este poema de Thich Nhat Hanh que traduzco con gusto para ustedes (el título en inglés es Call me by my true names)

No digas que partiré mañana
porque incluso puedo llegar hoy.

Observa atentamente: llego a cada segundo
a ser el botón de una flor en una rama en la primavera,
a ser un pequeño pájaro con alas aún frágiles,
aprendiendo a cantar en mi nuevo nido,
a ser una oruga en el corazón de una flor
a ser una joya escondiéndose en una piedra.

Llego todavía, para reír y llorar
para temer y tener esperanza.
El ritmo de mi corazón es el nacimiento y
la muerte de todo lo que vive.

Soy la cachipolla en metamorfosis en la superficie del rio
y soy el ave que, al llegar la primavera, llega a tiempo
a comerse la cachipolla.

Soy la rana nadando felizmente en el estanque
y también la serpiente de agua, que aproximándose en silencio,
se come la rana.

Soy el niño en Uganda, todo piel y huesos,
mis piernas tan delgadas como el bambú
y soy el vendedor de armas, distribuyendo armas mortales en Uganda.

Soy la niña de 12 años, refugiada en un pequeño bote,
que se arroja al océano después de haber sido violada por un pirata,
y soy el pirata, con el corazón todavía incapaz de ver y amar.

Soy un miembro del politburo, con demasiado poder en mis manos
y soy el hombre que tiene que pagar su "deuda de sangre" a mi gente,
moriendo lentamente en un campo de trabajos forzados.

Mi gozo es como la primavera, tan cálido que hace a las flores brotar
en todos los caminos de la vida.
Mi dolor es como un río de lágrimas, tan abundante que llena los cuatro océanos.

Por favor, llámame por mis verdaderos nombres,
para que pueda escuchar todos mis llantos y risas al mismo tiempo,
para que pueda ver que mi alegría y mi dolor son uno.

Por favor, llámame por mis verdaderos nombres,
para que pueda despertar
y para que la puerta de mi corazón pueda quedarse abierta,
la puerta de la compasión.

Propuestas para México por Jorge Ramos Avalos

Propuestas para México
Jorge Ramos Ávalos
4 Sep. 11

MONTERREY.- Esperaba violencia en México y eso es exactamente lo que tenía frente a mis ojos. Un militar tenía el dedo en el gatillo de una ametralladora y estaba apuntando al auto en que yo viajaba con un chofer y otro periodista de Univisión, Porfirio Patiño. Cualquier cosa podía pasar. Terminaré siendo otra cifra más, pensé, uno más de los 50 mil muertos.

Otros dos militares nos rodearon con las manos en sus armas y a gritos nos obligaron a detenernos. Apenas dos horas antes habíamos circulado por el mismo lugar sin problemas. Era de noche, estaba lloviendo, no había nadie más en la calle. Porfirio y el chofer subieron las manos y yo, en la parte de atrás del coche, dejé de respirar para no moverme. Finalmente, constataron que éramos periodistas y nos regresaron a punta de fusil por donde veníamos, sin ninguna explicación.

Estos nerviosos militares eran parte del contingente de 3 mil soldados y policías federales que inundaron Monterrey tras la masacre de 52 personas en el Casino Royale. Esta matanza terminó con el teatrito.

Quedó destruida la teoría oficial de que la violencia en México era de casos aislados, sólo entre delincuentes y que no afectaba a la población civil. Hay días en que son asesinadas más personas en México que en zonas de guerra. Se cayeron las máscaras.

Viajé a Monterrey para que nadie me contara lo que estaba pasando y para que no dijeran que sólo critico a mi país desde lejos. Y vi a mucha gente doblemente enojada. Primero, con los criminales. Pero también con el Presidente Felipe Calderón y con su Gobierno por no proteger a su gente. Cada muerto es un fracaso y una muestra de impotencia.

No creo que lo de Monterrey marque un antes y un después. Ojalá lo fuera, pero creo que los mexicanos se han resignado a esperar al próximo Presidente o Presidenta para ver algún cambio. Calderón no va a cambiar.

Ojo, no estoy abogando por una tregua o una amnistía. Nadie, en su sano juicio, puede proponer una negociación con asesinos. Pero es obvio que la actual estrategia contra el narco no está dando resultados. Cada vez hay más muertos y la cantidad de droga que llega a Estados Unidos no ha disminuido considerablemente. El 2011 podría convertirse en uno de los años más violentos en México desde la Revolución.

Hay veces en que los mexicanos y sus autoridades están en absoluto estado de negación.

México no tiene un problema de percepción; México tiene un problema de realidad, de muerte, de violencia y, últimamente, de terror.

La misma semana en que ocurrió la masacre en Monterrey -la peor en la historia moderna del País-, se transmitió en Estados Unidos un programa de televisión en que el Presidente Calderón promovía el turismo y le pedía a los extranjeros que viajaran a México. Qué ironía.

Las marchas de indignados, me temo, no van a cambiar el clima de violencia. Gritar basta ya no basta. Pedir menos corrupción y más educación es básico. Pero eso es a largo plazo. Hoy urgen medidas concretas y propongo cuatro que tuvieron mucho éxito para reducir la violencia en Colombia y que todavía no se están poniendo en práctica en México.

Propongo: 1) Crear una policía nacional que reemplace a los más de 2 mil cuerpos de policía, que están mal entrenados y sin coordinación. 2) Formar un cuerpo élite, incorruptible, de combate contra los narcos. Está claro que el Ejército no puede y los policías menos. 3) Pegarle a los narcos donde más les duele: en el dinero, en sus cuentas. Muchos casinos, por ejemplo, lavan dinero de los narcos recibiendo su cash y, tras cobrarles una comisión, se lo regresan en forma de cheque y limpiecito. 4) Liberar ciudades y carreteras, una por una. Así hicieron los colombianos con Medellín y Cali, pero los mexicanos no hemos hecho eso con Cuernavaca, Ciudad Juárez, Torreón o con la carretera de Saltillo a Monterrey.

México está casi solo en esto. Estados Unidos -el principal mercado de drogas del mundo- no está oyendo. Reducir el consumo de drogas no es una prioridad para los estadounidenses. Y no hay voluntad política para restringir el derecho constitucional a comprar armas de fuego. Por lo tanto, México está obligado a tomar medidas unilaterales. Y pronto.

Estados Unidos pone los consumidores de drogas y las armas mientras México pone los narcos y los muertos. Eso no va a cambiar. Entonces, ¿cómo evitar el narcoterrorismo?, ¿cómo reducir los actos de violencia contra la población civil?

Esto ocurrirá en México cuando los narcos se den cuenta de que el costo de matar civiles es demasiado alto y que es mejor bajar su perfil. Eso pasó en Colombia y eso debe pasar en México. Pero hoy los narcos matan y no pasa nada. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos confirma que la mayoría de los crímenes en México quedan en la impunidad.

México, por ahora, está reafirmando ese terrible cliché de ser un país donde no pasa nada. Mi peor temor es que tras la masacre de Monterrey las cosas sigan exactamente igual.

Tomado de ElNorte.com