domingo, 4 de septiembre de 2011

Acercáte

Hace unas semanas hablaba con mi hermana acerca del dolor que viven los mexicanos. No solo los que han sido afectados por la guerra en que estamos inmersos, sino por los que la inflinjen. Creo que esta guerra es la cuota que estamos pagando por el daño que los ciudadanos "decentes" les hemos causado a los que no consideramos ciudadanos de primera. A los pobres que han crecido fuera del sistema porque no han tenido acceso a educación, alimentos, agua limpia y cuidados básicos.

¿Cómo podemos reclamarles por querer tomar lo que también les corresponde?

Sólo trabajando juntos y esperando que su resentimiento no sea permanente. Y creo que puede ser así, porque al final de cuentas, compartimos la nobleza de nuestra herencia común.

Como dice Ana Carolina en su canción Brasil Corrupción: mi esperanza no me da para cambiar el comienzo (de la corrupción que inició desde la formación de Brasil), pero me da para cambiar el final.

Hoy escuché este poema de Thich Nhat Hanh que traduzco con gusto para ustedes (el título en inglés es Call me by my true names)

No digas que partiré mañana
porque incluso puedo llegar hoy.

Observa atentamente: llego a cada segundo
a ser el botón de una flor en una rama en la primavera,
a ser un pequeño pájaro con alas aún frágiles,
aprendiendo a cantar en mi nuevo nido,
a ser una oruga en el corazón de una flor
a ser una joya escondiéndose en una piedra.

Llego todavía, para reír y llorar
para temer y tener esperanza.
El ritmo de mi corazón es el nacimiento y
la muerte de todo lo que vive.

Soy la cachipolla en metamorfosis en la superficie del rio
y soy el ave que, al llegar la primavera, llega a tiempo
a comerse la cachipolla.

Soy la rana nadando felizmente en el estanque
y también la serpiente de agua, que aproximándose en silencio,
se come la rana.

Soy el niño en Uganda, todo piel y huesos,
mis piernas tan delgadas como el bambú
y soy el vendedor de armas, distribuyendo armas mortales en Uganda.

Soy la niña de 12 años, refugiada en un pequeño bote,
que se arroja al océano después de haber sido violada por un pirata,
y soy el pirata, con el corazón todavía incapaz de ver y amar.

Soy un miembro del politburo, con demasiado poder en mis manos
y soy el hombre que tiene que pagar su "deuda de sangre" a mi gente,
moriendo lentamente en un campo de trabajos forzados.

Mi gozo es como la primavera, tan cálido que hace a las flores brotar
en todos los caminos de la vida.
Mi dolor es como un río de lágrimas, tan abundante que llena los cuatro océanos.

Por favor, llámame por mis verdaderos nombres,
para que pueda escuchar todos mis llantos y risas al mismo tiempo,
para que pueda ver que mi alegría y mi dolor son uno.

Por favor, llámame por mis verdaderos nombres,
para que pueda despertar
y para que la puerta de mi corazón pueda quedarse abierta,
la puerta de la compasión.

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